El 24 de junio era para el imperio incaico la fecha de celebración festiva más grande que llegaba a todos los confines del Tahuantinsuyo, la fiesta en honor al Sol.

La fecha escogida por los Incas se fundamenta en la astrología, pues en estos días la estrella solar que ilumina a nuestro planeta encuentra su máximo alejamiento (afelio), y que justamente los días 22, 23 y 24 de junio sucede el punto de quiebre (solsticio), a partir del cual el Sol empieza a regresar y acercarse a nuestro planeta. Los Incas de ayer y el mundo andino de hoy continúan con rituales de agradecimiento al astro rey por regresar para dar continuidad a la vida en la Tierra.
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Este ritual o festividad se conoce como el “Inti Raymi”, fiesta del Sol que desde hace décadas se celebra en el Cusco, así como también últimamente se está haciendo extensivo a mas regiones del Perú (Costa y Sierra) que escenifican su “Inti Raymi” sobre restos arqueológicos o simplemente sobre una montaña, pico tutelar o “Apu”; en ellas danzan de alegría con canticos de agradecimiento por el regreso del brillo solar. A la fecha estos actos culturales se realizan de forma espontánea y natural, propia de la transmisión cultural de generación en generación sin que el estado peruano se manifieste en el gasto del fisco con una unidad monetaria que paradójicamente lleva el nombre de “sol”.

Tras 500 años, 300 de periodo colonial y 192 años de vida republicana el calendario de feriados (58.3% católico, 25% patriótico, 16.6% Civil, 0.0% Cultural) sigue siendo ajeno a esta especial fecha; no se cuenta con un solo día dentro de los 365 días que tiene el año para temas culturales que existen y se celebran de manera espontánea, en cada ruina o huaca de las regiones andinas y costeñas del Perú, realidad que amerita que al menos un día debe considerarse como feriado, y ese día debe ser cada 24 de junio, además que astrológicamente también tiene un significado de renovación.